"...Un buen ejemplo de lo valioso que pueden resultar estas recolecciones es él de las realizadas por el entomólogo Giovanni Onore durante la década de los 1980 en áreas donde la colonización destruía miles de hectáreas de bosques, especialmente en la región de San Francisco de las Pampas, Provincia de Cotopaxi y las plantaciones de palma africana se expandían en los alrededores de Coca, Provincia de Orellana. Sobre la base de estas colecciones científicas de insectos y otros invertebrados, anfibios y reptiles se formaron las colecciones científicas más grandes con las que cuenta el Ecuador [79]. Cientos de especies nuevas para la ciencia fueron descubiertas [80,81]. Algunas de estas recolecciones, como las de anfibios, fueron posteriormente utilizadas por los científicos para indagar las causas de las extinciones catastróficas masivas de anfibios ocurridas alrededor del mundo. El uso de estos ejemplares proveyó datos necesarios para constatar no solamente la extinción de especies sino para investigar sobre las causas de su repentina desaparición [82]..."
Swing, K., Denkinger, J., Carvajal L., V., Encalada, A., Silva, X., Coloma, L. A., Guerra, J. F., Campos Yánez, F., Zak, V., Riera, P., Rivadeneria, J. F. y Valdebenito, H. 2014. Las colecciones científicas: percepciones y verdades sobre su valor y necesidad. Bitácora Académica 1:1–46.
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Resumen
A pesar de algunas percepciones erróneas que han llegado a ser comunes en las décadas recientes, las colecciones de especímenes para investigación siguen siendo esenciales para el avance de la ciencia moderna. En el mundo entero la creciente conciencia sobre las extinciones de especies ha promovido políticas y leyes para evitarlas. En muchos casos, estas normativas y su estructura burocrática asociada, han obstaculizado o bloqueado el crecimiento apropiado y rápido de las colecciones científicas y la documentación de la diversidad biológica. En parte de la comunidad científica y de la ciudadanía hay confusión sobre el potencial impacto en las poblaciones silvestres. En la gran mayoría de los casos y a lo largo de la historia humana, la recolección mesurada de ejemplares para usos científicos no ha estado vinculada con las extirpaciones ni las extinciones de organismos. La pérdida de hábitats, el cambio climático, los patógenos emergentes, la contaminación del ambiente y la cosecha dirigida (pesca y cacería) son algunos de los principales factores que sí han provocado impactos realmente graves y están transformando ecosistemas enteros. Estos impactos han desbocado en la sexta extinción masiva de especies.
Los reglamentos y una supervisión informada de las colecciones científicas son necesarios para un control eficiente. No obstante, la normativa sobre estas colecciones y su puesta en práctica ha sido sesgada por sentimientos antropocéntricos extremos y opiniones populares. Consideramos que estos controles deben basarse en principios ecológicos y realidades científicas para lograr el mejor estado de la situación. Igualmente las entidades reguladoras del estado deben eliminar las trabas burocráticas y al mismo tiempo promover y facilitar el financiamiento, incremento y uso de colecciones científicas en museos de historia natural, bancos de genoma y germoplasma, centros de investigación, etc. Aunque la recolección y el sacrificio de ejemplares de ciertas especies serían totalmente anti-éticos y deben ser sancionados, en contraposición, la carencia de colecciones adecuadas para uso científico obstaculiza drásticamente nuestra capacidad de catalogar, conservar y usar la biodiversidad del planeta. Si desconocemos las especies de nuestro ambiente, no conoceremos los potenciales recursos que ellas nos ofrecen, y no podremos aprovechar de la totalidad de nuestras oportunidades de forma adecuada, y muy probablemente tampoco podremos evitar la extinción de muchas de ellas. Como en cualquier campo, la falta de información representa una pérdida de oportunidades. Sin un listado y conocimiento exhaustivo de las especies y un entendimiento de sus roles en la naturaleza, es imposible comprender el funcionamiento de los ecosistemas y por lo tanto, la creciente demanda del manejo eficiente de los recursos “renovables” se torna más difícil y menos probable cada día. Sin acceso a colecciones relativamente completas y sus innumerables datos y metadatos asociados (incluidos los de su genoma), es difícil conocer las relaciones filogenéticas entre las varias especies y asignarlas correctamente en un sistema de clasificación. En Ecuador se han catalogado aproximadamente 75000 especies de organismos vivos macroscópicos y se estima someramente que esta cifra representa menos del 10% de la diversidad biótica del Ecuador, la cual alcanzaría más del millón de especies. En países como Ecuador, este problema es relativamente más grave, pues al tratarse de un país megadiverso la escasez de inventarios completos de su diversidad biológica, y por tanto de colecciones científicas apropiadas impone serios límites para su investigación, conservación, generación de conocimiento biológico, y en último término socaba el desarrollo y buen vivir humanos.
Abstract
Despite widespread recent perceptions, the collection of research specimens remains vital to the advance of modern science. Around the world, increasing awareness of extinctions has resulted in policies and regulations that run counter to this necessity. Among the scientific community as well as the lay citizens of the planet, confusion abounds regarding the causes of impacts on wild populations and the loss of species. In the vast majority of cases throughout human history, rational collection of specimens for scientific study has neither been connected with extirpations nor extinctions. Habitat loss, global climate change, emergent pathogens, environmental pollution and targeted harvest (hunting and fishing) have provoked much more important impacts and have already transformed entire ecosystems. These factors have led to the sixth mass extinction.
Undoubtedly, informed regulations and oversight are necessary for efficient and functional management. Regulation cannot depend upon heartfelt sentiments or popular opinions; instead, controls must be based on ecological principles and scientific reality. While the sacrifice of individuals of some species for scientific collections would be totally unethical and should be punished, the lack of broad collections drastically affects our capacity to catalog the biodiversity of the planet. If we do not know the species in our surroundings, we cannot recognize potential resources among them, and we can certainly not take advantage of all of our opportunities in a reasonable way. As in any arena, the lack of information represents a loss of opportunity. Without a complete list of species and a basic understanding of their roles in nature, it is impossible to comprehend the overall functioning of ecosystems and in the end, effective management of “renewable” resources in light of increasing demands becomes more difficult and less likely every day. Without access to relatively complete collections (accompanied by a plethora of data and meta-data including genetic material), it is impossible to recognize and analyze phylogenetic relationships and to properly position known species into existing classification schemes. In Ecuador, about 75,000 species of macroscopic organisms have been catalogued. This total is estimated to represent less than 10% of the existing biodiversity of Ecuador. In megadiverse countries like Ecuador, this problem is of greater relative importance because the lack of scientific collections and complete biotic inventories imposes serious limits on possibilities for conservation, generation of biological knowledge, and ultimately diminishes potential for development and access to an improved standard of living.